Lo imposible

Me pierdo en el instante infinito en el que descubres que te estoy mirando. Me escondo tras el encuentro casual mientras los demás atienden las explicaciones de libros aún no abiertos. Tienes el perfume de lo imposible, de las caricias que nunca encontrarán un destino. Me sonríes en silencio y yo atrapo tu mirada en los renglones de mi cuaderno, ese que me ha acompañado en tardes en las que aún tú no existías en mi historia. Me hechiza tu manera peculiar de pronunciar algunas palabras, tan tuya, y quisiera resbalarme por tus labios y ser una de ellas. Vuelvo a ti cada vez que me siento perdido y tú acudes a darle sentido a todos los viajes que hago cada día, en los que me acosa el miedo y la duda. Tu pelo se enreda en mis fantasías y entonces puedo abrazarte con el cálido verso de dos enamorados cualquiera. Es la segunda vez que nuestras miradas se cruzan esta tarde, sonríes distraída, te colocas bien el pelo, que tan bien te sienta despeinado, sigues con dulzura las lecciones que llegan de tan lejos. Mañana trataré de hablarte, de olvidarte, de no ser tuyo, fracasaré. Me dejaré llevar por estrellas escondidas tras las nubes de lo ya vivido y tú, en tu cielo de lo inalcanzable, seguirás tu vida perfecta lejana a mí, justo a mi lado.