Escaleras a medias

Cuando se haya marchado no podrás trepar de nuevo a aquellas escaleras que morían a medias, entre sonrisas. Dejará tu pecho lleno de vacíos, el hueco sordo de dos palabras, el eco apagado de libros viejos. No serás ya la única y no podrás buscarlo entre los restos de la cena, latas, periódicos y luz tenue. Rebotarán por las paredes de tu casa versos sin rima, porque él se llevará la poesía consigo. Los gatos andarán tristes buscando algo de amor entre tus pijamas, serás muro, serás caricia. Oirás canciones antiguas y todas las melodías te serán cercanas, hermanas, porque él ya andará lejos paseando los vidrios de sus ojos por otras azoteas más desordenadas. Te darás cuenta tarde de que elegiste la vida segura, brillante, con hijos, sin él. Sin él. Querrás llenar los cráteres de sus besos con otras bocas y te estrellarás en labios extraños. Cuando se haya marchado no grites su nombre porque él nunca existió para ti. No quieras morir si no supiste ser musa. Porque él ya no recuerda nada de tus soledades, que anda atrapado en párrafos tan cuerdos, porque él ya vive la más absoluta y hermosa de las locuras.

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