La veleta

Soñó esa noche, aquella en la que las ventanas de la habitación ardían, con una casa que tenía una veleta majestuosa coronada por un gallo. Trataba Yukio de hacerse con hebras de viento pero este se deslizaba entre sus dedos como el agua helada del arroyo que corría cerca de su casa. Y despertó sudoroso con las sábanas hechas un ovillo a sus pies. Bebió con fruición del vaso de agua que dejara antes de dormirse en el suelo al lado del futón, calmando una sed de años en sus labios resecos. En la ventana apenas aparecían las sombras de la vegetación y le pareció ver un gato saltando de un tejado a otro. Volvió a tumbarse, cerró los ojos y pronto volvió a quedarse dormido, retomando el sueño por donde lo había dejado. Yukio trataba de ver la dirección de la veleta, pero esta giraba a gran velocidad y parecía que el gallo trataba de hablarle. No sigas al viento, pareció escuchar, deja que el viento sea el que te lleve. Y quiso sentirse como una hoja que se desprende de un árbol, pero un nombre de mujer lo angustiaba profundamente y por eso sólo pensaba en acabar con todo y colgar para siempre de ese árbol. A lo lejos el gallo indicaba el norte y Yukio se despertó señalando con su mano en el aire. Las sombras del sueño aún correteaban persiguiéndose por las paredes de la habitación y el muchacho miró el reloj, cogió un papel y, con trazos de tinta seguros y hermosos, comenzó a escribir su sueño.

2 comentarios en “La veleta

  1. No he entendido muy bien el significado, puede ser que tras un sueño intentamos recordar una vez despiertos y solo recordamos esbozos o bien deseamos atraparlos pero como se diice, los sueños…. Sueños son.

  2. Hola de nuevo, Estrella. Como tú dices, los sueños no tienen demasiadas explicaciones y cada cual que sueña, como cada uno que lee este texto, lo interpreta de manera diferente. Un beso y gracias por seguir ahí…

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